El cerebro optimista.Tarea obligatoria
MADRID.- Que una persona vea la vida de color de rosa y otra en tonos más bien marrones depende la capacidad de cada uno para generar escenas positivas. Un estudio, publicado en 'Nature', muestra las zonas del cerebro responsables del optimismo. Según este trabajo, los pesimistas presentan un menor grado de actividad en dos áreas por lo que presentan mayor dificultad para recrear situaciones venideras agradables, algo que podría estar relacionado con la depresión.
"Hemos encontrado que la activación en la amígdala y en la región de la corteza cingulada anterior [dos áreas del cerebro] es mayor cuando se imaginan hechos positivos del futuro frente a episodios negativos, y que la conexión entre estas áreas es superior si se piensa en escenas agradables. Esto se relaciona con una visión optimista. Además, el grado de actividad en el cíngulo se relacionó con los niveles de optimismo entre las personas", explica a elmundo.es Tali Sharot, del departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York y principal autora del estudio.
A esta conclusión ha llegado esta investigadora junto con otros del Instituto de Neurología de la Universidad de Londres después de haber realizado una serie de resonancias magnéticas funcionales mientras los participantes pensaban en diferentes episodios autobiográficos. Las palabras 'pasado' o 'futuro' les indicaban si debían recordar momentos que ya se habían producido o imaginar hechos que podían ocurrir más adelante. Posteriormente, estas situaciones se clasificaron como positivas o negativas al puntuarlas con una escala.
Los participantes más optimistas, según indicaron las puntuaciones, fueron más propensos a anticipar hechos positivos más cercanos en el futuro que acontecimientos negativos, y a experimentarlos con un sentido mayor de haber pasado ya por eso.
Gracias a las imágenes obtenidas mediante esta resonancia se pudo observar el mecanismo cerebral que subyace al optimismo y las diferencias entre unos individuos y otros. La actividad en la amígdala (un grupo de neuronas relacionadas con las emociones y la experiencia personal) y en la región de la corteza cingulada anterior (una región entre los dos hemisferios) era menor cuando se pensaba en situaciones negativas del futuro y cuando se recordaba el pasado. Además, la actividad de estas áreas era mayor en los más optimistas.
Una posible causa de la depresión
"Nuestros resultados sugieren que mientras el pasado es rígido, el futuro está abierto a la interpretación lo que permite a los sujetos distanciarse de posibles hechos negativos y dirigirse hacia otros más positivos", explica Elizabeth Phelps, otra de las autoras del estudio.
Investigaciones previas habían mostrado el papel de la amígdala en la modulación de las emociones relacionadas con la cognición como la memoria y la toma de decisiones. Por lo que, como explica Tali Sharot, no es una sorpresa que esta área esté involucrada en este proceso. "Tiene sentido ya que la regulación emocional está relacionada con el optimismo", comenta. No obstante, el trabajo extiende las funciones de la amígdala a la representación de hechos emotivos del futuro.
Por otro lado, los autores apuntan la posibilidad de que estos datos ayuden a comprender los mecanismos que subyacen a la depresión. "Los síntomas depresivos se asocian con el pesimismo y con dificultad para crear imágenes detalladas del futuro. Se ha sugerido que un mal funcionamiento de la conexión neuronal entre la amígdala y la región de la corteza cingulada anterior puede causar depresión", explican. Sin embargo, esto debe comprobarse en futuros estudios.
Finalmente, estos investigadores sugieren que los optimistas podrían adaptarse mejor a ciertas situaciones. "El optimismo se relaciona con la salud mental y física y se adapta porque nos conduce a nuestras metas", sentencia Sharot.
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