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EMOCIONES Y LA RAZÓN DE ESTADO. MªCruz (examen)

 

EMOCIONES Y LA RAZÓN DE ESTADO

Seguramente, hasta casi terminado el siglo XX o principios del XXI, no se hayan llevado acabo estudios relacionados con el estudios que nos determinen los verdaderos cambios y/o procesos que se producen en el organismo a nivel neuroanatómico. Sí es bien sabido que en siglos pasados estudiosos de distintas escuelas llevaron a cabo los estudios de otros procesos mentales superiores como la inteligencia, la atención o la percepción con distintas teorías nefrológicas, que no fueron otra cosa sino el comienzo de la neuropsicología o las bases que dieron a pie a estudios posteriores.

¿Física o química? ¿Cuál es la cuestión? Literatos como Ibn Hazm defendían la idea de que los procesos mentales que rodean al enamoramiento estaban relacionados con el materialismo de la propiedad u otras cuestiones más básicas y prohibidas por la Iglesia como el sexo, por ejemplo. Era una cuestión de concupiscencia, cuestiones que iban más allá de la química cerebral y de los procesos mentales superiores que describirán luego más tarde los neuropsicólogos.

Carla Bruni y Nicolás Sarkozy son un ejemplo que se haya en mitad de todo este paradigma, es decir, ¿fue amor verdadero, química, o fue amor interesado, física, lo que unió a estos dos personajes de la prensa rosa actual? Está claro que ambos tienen un patrimonio interesante y que en el caso de Carla Bruni, no existen dudas en cuanto a su sorprendente físico.

Eduardo Punset nos ofrece una nueva perspectiva ya estudiada por otros expertos en materia neuropsicológica y que defiende la idea de que son procesos mentales los que desencadenaron aquel encuentro tan romántico entre ambos. Se produjeron diversos cambios neurológicos que dieron paso al predominio del cerebro reptiliano sobre la corteza cerebral, o lo que es lo mismo, procesos que estaban más vinculados al amor a primera vista y el sentimiento y no tanto a las relaciones institucionales, al qué dirán o a la polémica que aquello pudiese suscitar.

Y es que cuando determinada información entra por cualquiera de nuestros sentidos, se pone en funcionamiento todo un sistema de comunicaciones sinápticas que nos ofrecen como punto final una respuesta o lo que los psicólogos denominan output, una respuesta a información sensorial; así que nuestra curiosa pareja sin saber por qué, (el amor, claro…) se besaron. En ese proceso mental no dejaron actuar para nada a la corteza cerebral, que regula gran parte del pensamiento racional; hubiese sido un fracaso si tal estructura hubiese funcionado debido a que entonces hubiesen analizado los pro y los contra de su recién nacida relación y quizás hubiesen pensando en dejarlo, pues la vida de un Presidente no es fácil, la de una cantante y actriz tampoco; vidas muy dispares y separadas, es lógico que tenga que haber un amor muy fuerte.

Así que mientras surge el amor a primera vista debido a que determinada información ha entrado en nuestras órbitas oculares y ha viajado por el nervio óptico hasta nuestro interior, la neocorteza cerebral se pone en funcionamiento para pensar ahora cómo continuará de una manera lógica y racional una relación. Que eso sea duradero y de por vida, o al menos por un periodo largo de tiempo. “Construir el nido”, dice Punset, formar una familia y establecer vínculos afectivos y empáticos entre ambos. De este modo pasamos de un amor a primera vista a un amor pensado y pautado como tal que responde ya a las demandas psicosociales e interpersonales.

Comentario

Eduardo Punset hace una valoración del proceso general la construcción de una pareja por medio de una base neuroanatómica. En principio nos habla de que nos enamoramos por amor a primera vista, por algo muy relacionado con nuestra personalidad más primitiva y frente a la que nadie podemos hacer nada. Luego nos habla de cómo ese amor, según va cuajando se va haciendo más fuerte y ya no es tan primitivo, sino más relacionado con el ello freudiano, es decir, un amor que atiende más a las demandas sociales y morales que a las cuestiones primitivas de amor a primera vista.

Me parece muy buena la idea de explicar todo esto del amor por medio de la neuropsicología, y es que cada movimiento psicológico que realizamos o cada proceso mental superior como atender, percibir, hablar, razonar, etc., está regulado por nuestro cerebro y todo depende de él. Todos nuestros procesos están directamente vinculados a unas u otras estructuras cerebrales y de esa pauta tan reciente y obvia de entender, no podemos salirnos para comprender la base psicológica del enamoramiento, entre otras.

El autor ameniza el texto utilizando un ejemplo tan reciente y polemizado como es el de la relación entre el Presidente de la República Francesa y la cantante y actriz Carla Bruni. Es una relación muy curioso, sospechosa, quizás por aquello que dice la prensa rosa. Sin duda, el ingenio de Punset nos da una buena lección de neuroanatomía que muchos de nosotros seguro desconocemos.

(Sobre el primer comentario, la información ha sido sacada de un libro asociado a la psicología y relacionado con el texto)


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